jueves, 30 de julio de 2009

¡Por fin vacaciones!


Hace unos días una lectora de nuestro blog pedía en el comentario a un post propuestas de planes para estas vacaciones. Ojeando varias revistas de temporada y algún que otro programa televisivo –apenas veo TV- compruebo la impresionante oferta de viajes, hoteles, cruceros, etc que se nos ofrecen con un objetivo común: descansar.

Aunque a estas alturas casi todas tenemos claro “qué vamos a hacer”, ahí van algunas sugerencias por si resultan útiles para alguien, por aquello de haberlas disfrutado en distintas ocasiones:

1. Busca un lugar tranquilo -alejado del bullicio diario- donde distanciarte un poco con tus personas queridas: marido-hijos, amigas… La tranquilidad no siempre se encuentra en lugares demasiado turísticos (hoteles, cruceros, apartamentos 1ª línea de playa…), sino quizás en una casa próxima al mar pero alejada de la multitud, un pueblecito de campo o montaña… eso sí, ¡que no haga demasiado calor!

2. Procura llevar una vida sana: dormir más de lo habitual, comer cosas frescas y apetecibles (dedica a la comida algo más de esmero del que os permite una jornada laboral intensa) y practica un deporte que te descanse a una buena hora: andar, jugar al padel, tenis, footing… ¡Verás cómo físicamente mejoras por días!

3. Proponte realizar estas actividades cotidianas con tus personas queridas, aprovechando los ratos de conversación que ofrecen, sobre todo en las sobremesas, paseando tranquilamente, etc. Escucha a tu marido, a tus hijos y haz el esfuerzo de comunicarte. Si estás casada, busca pasar algunos momentos de especial intimidad con tu marido: escaparos solos –si podéis- a cenar a algún lugar bonito al menos un par de veces para charlar con calma y disfrutar juntos.

4. Busca algún espacio en el día para relajar tu espíritu y dirigirte a Dios. Las primeras y últimas horas del día, especialmente si estás rodeada de naturaleza, te ayudarán a ensanchar el alma. Verás cómo tu vida se reorienta hacia las cosas importantes y encuentras un sentido nuevo para todo lo que te ocurre, incluidas las dificultades. Es posible que descubras rumbos que rectificar o actitudes que mejorar. Todo con mucha paz y tranquilidad, pues contarás con Su ayuda.

5. Muéstrate afectuosa procurando sorprender o tener pequeños detalles con esas personas con las que estás conviviendo. Comprobarás el efecto positivo que producen sobre ellos, pero también sobre ti misma.

6. Practica algún hobbie de esos que te es casi imposible disfrutar durante el año: alguna novela de tu gusto (no olvides elegirla bien antes de salir!), una excursión o salida cultural próxima al lugar de descanso, jugar a algo que os divierta…

En fin, como veis creo que descansar no es tan caro o difícil… ¡Que tengáis unas felices vacaciones!

Elisa

jueves, 23 de julio de 2009

A ras del cielo



Existe una creencia generalizada de que sólo los aristócratas o las infantas de bien pueden adornar sus cabezas con un tocado. Pero la vida, costumbres y tendencias evolucionan, y diademas, tiaras, sombreros y bombines ya no son patrimonio exclusivo de la Duquesa de Alba. Es más, ni siquiera hace falta un casamiento o fiesta de modé para atreverse a lucir uno.

Todo esto viene porque he lanzado una mini colección de tocados, cintas y diademas después de cientos de bodas, guateques y saraos confeccionándome mis propios complementos. Llevan nombre de novias, amigas que ya se casaron, otras que no, actrices, hermanas, personajes de cuento… todas tienen su propio tocado con el que han conquistado su final.

Los hay hippies, sesenteros, años 20, vintage, sofisticados… y se pueden personalizar a gusto del cliente. ¿A qué esperáis para adquirir el vuestro? Podéis hacer los pedidos por mail. Los precios, más que asequibles: desde los 10 hasta los 35 euros. Podéis pedir el catálogo aquí o bien pedir vuestro propio tocado personalizado.

Un poco de attitude, y… voilà! Un tocado puede arreglarte el look para ir al trabajo, una cita inesperada o hacer la compra en la tienda de la esquina. Y la cabeza… ¡bien alta!

Lucía

jueves, 16 de julio de 2009

Mito de la media Naranja


¿Os habéis preguntado alguna vez de dónde procede la expresión "media naranja"? Pues procede de un antiguo mito griego que dice que en un principio los humanos teníamos dos cabezas, cuatro brazos, cuatro piernas, dos sexos, en fin, el doble de todo. Éramos tan poderosos que los mismos dioses del Olimpo, los cuales nos habían creado, comenzaron a tener miedo de nosotros. Entonces tomaron la decisión de partirnos por la mitad para que no supusiéramos una amenaza para ellos. Cuenta la mitología que desde entonces pasamos la vida desde que nacemos buscando la otra mitad que nos falta hasta que la encontramos y nos sentimos completos.

Es realmente curioso, teniendo en cuenta que uno de nuestros grandes objetivos en la vida es encontrar a esa persona que nos completa, nuestra "media naranja". Pero esto es un tópico y tarde o temprano se descubre que la otra mitad no es lisa, sino que tiene asperezas. Sin embargo, sí es complementaria y fruto de los roces, el esfuerzo y el empeño de los dos, se adaptarán y se harán dos superficies únicas complementarias, dos mitades perfectas.

Hay una frase que me gusta que dice que no somos los que decidimos que el amor comience, pero sí que se mantenga y dure. Un proceso que exige de todo menos inactividad. Por eso el mito de la media naranja es un engaño peligroso si nos lleva a pensar que existe alguien que va a encajar perfectamente con nuestro modo de ser, actuar y sentir, como si la vida fuera algo inmutable e inmóvil.

Encuentran la felicidad quienes consiguen mantener su amor hasta blindarlo, con todo el esfuerzo que eso supone.

Majo

lunes, 13 de julio de 2009

Vacuna veraniega contra el estrés

Eventos, crisis, comidas, viajes inesperados, un jefe que chilla, ropa amontonada, desengaños, artículos de última hora y cierres hasta la madrugada… la vida nos asalta con mil historias y al final una se ve cual caballo de carreras, sorteando obstáculos, con listas interminables de cosas por hacer, con la frustración del que no llega a nada.

Dicen que es el mal de esta nueva era. Estrés. Un nombre clínico para el caos de vida que llevamos. Porque quizás nombrando las cosas, nombramos también nuestro lío particular, lo ponemos en su sitio. Y así, nos vamos acoplando al día a día, abusando la palabra médica por consejo del doctor Wilkipedia.

Leo a Covadonga O’Shea, que en un certero artículo cuenta lo siguiente: “Hace años el famoso Doctor Martín Ramírez planteaba en California la solución al estrés con una afirmación sorprendente: la cualidad más importante para combatir el estrés es la generosidad.” Me recuerda a otra frase que leí en un libro: “Aguantemos por amor –que no es aguantar- el peso del día y del calor”.

Aguantar por amor, ser generosos… y esto, ¿por qué no nos lo dicen en los libros de autoayuda y en las recetas huecas de folletín? Los jefes seguirán berreando y los cierres se prolongarán hasta las tantas, pero si se afronta con la voluntad de darse la cosa cambia bastante. Y además, qué narices, la vida también da descansos y de repente llegan las vacaciones, con la piscina, y el mar…

Propongo un sprint final para los que aún estamos trabajando en verano: sonreír más y mirarnos menos. Seguiremos agobiados, pero… quizás, más felices. Y con un poco de suerte, eliminaremos un poco de estrés.

Hasta la próxima, que si mi caos de vida lo permite, será en breve!

Lucía